Las exigencias de la Cámara Sindical de la Alta Costura se han ido suavizando a lo largo del siglo pasado, pero siguen siendo muy estrictas. Hoy en día, sus integrantes están obligados a presentar dos colecciones
al año en la ciudad de París, en fechas fijadas por la Cámara, con al menos 75 modelos originales por colección, diseñados y confeccionados en talleres propios, y sujetos a comisiones de control. El taller debe
contar con un mínimo de veinte empleados fijos. Además, cada colección tiene que presentarse al menos cuarenta y cinco veces enun año dentro de la propia casa de costura, y con al menos tres maniquíes “vivientes”. Desde 1950, muchas de las casas de costura se vieron obligadas a cerrar y se dedicaron a la creación de artículos concebidos para su fabricación en serie, sobre todo prendas de prêt-à-porter. Desde entonces, las firmas de Alta Costura han basado gran parte de su estrategia de negocio en la concesión de licencias de uso de marca para cosméticos, perfumes, joyas y accesoriosen general. La intervención efectiva del modisto en el diseño y control de estas líneas, así como los acuerdos sobre royalties, dependen de cada caso concreto. La Alta Costura, que se autorreguló ya en 1876, ha dictado durante los últimos 100 años la moda del mundo con el único aval de su prestigio. Actualmente vive de los beneficios que le procuran la cosmética
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